Habitamos un mundo complicado e inseguro.
La gente vive preocupada por lo que sucederá mañana y miles sufren de depresión a causa de ello.
Sin embargo, tenemos la seguridad de que los que confían en Dios recibirán su ayuda. Hasta cierto punto, la preocupación es una cualidad de personas responsables; podemos preocuparnos, pero nunca desesperarnos.