El explorador Juan Ponce de León dedicó muchos años de su vida a la búsqueda de la Fuente de la Juventud, cuyas aguas –según creía– al beberla, prolongaría su vida en una eterna juventud. Desafortunadamente, el expedicionario español halló la muerte en manos de aborígenes en lo que hoy es el Estado de la Florida, muy cercano al lugar en que él había pensado encontrar la buscada fuente.
Millones hoy dedican su vida a la búsqueda de la verdad y lo hacen en cisternas rotas y vacías. La genuina verdad, está en Jesucristo y en su fe salvadora. Él mismo aseguró: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.